martes, 8 de noviembre de 2011

Se distinguía esa prensa por una virulencia de influenza española; lenguaje tabernario como la de oposición granuja efectiva; calumnia fácil, procacidad inaudita, irresponsabilidad legal absoluta y responsabilidad moral nula, porque, ávido el público de caldos acres y fétidos, bebía con sordos de ogro el néctar venenoso de los escándalos.
FRANCISCO BULNES
(contra la prensa satírica, en defensa de Díaz), en El verdadero Díaz y la Revolución, 1952.  

El país del Llorón de Icamole: Caricatura de combate y libertad de imprenta durante los gobiernos de Porfirio Díaz y Manuel González (1877-1884) (2008. Fondo de Cultura Económica. México).

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