En esta caricatura se presenta a Díaz como un rey medieval, que asienta su poder sobre el cadáver de su antecesor, el rey Sebastián Lerdo de Tejada. En una mano sostiene el garrote represivo de Palo Blanco y en la otra un costal de empleos para repartir. Los generales Alatorre y Rocha coronan al nuevo rey; dos querubines le dan muestras de adoración. Para el caricaturista de La Orquesta (León), Porfirio es un digno sucesor de Lerdo, pues usa sus mismas tácticas (2 de mayo de 1877).
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