En esta estampa Díaz y Lerdo juegan a las manos postizas de la dictadura: en un primer plano, Porfirio, como si fuera un monigote, da la cara y pone sus manos en la espalda, atrás de él, el rey Sebastián pasa los brazos bajo las axilas del patiño y manotea a voluntad. El caricaturista (León) denuncia aquí que el vencedor practica lo mismo que el vencido (La Orquesta, 14 de marzo de 1877).
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